1968, un año revolucionario
1968: A cuatro décadas de un año revolucionario
"Se trata de saber si la herencia de mayo del ‘68 debe ser perpetuada o si debe ser liquidada de una vez por todas... quiero pasar la página de mayo del ‘68".
La afirmación corre por cuenta del derechista Nilolás Sarkozy durante la campaña electoral francesa del año pasado. No está mal como caracterización, en momentos en que cumplimos el 40 aniversario de la revuelta de los obreros y estudiantes que colocó entonces al gobierno francés, liderado por el general De Gaulle, al filo del abismo.
La rebelión "globalizada" 1968 debutó con lo que se conoce como la "ofensiva del Tet", que arrinconó en Vietnam a las tropas invasoras yanquis, asestándoles un golpe decisivo a pesar de su enorme costo en vidas y del fracaso de sus objetivos inmediatos. El impacto fue enorme en el mundo entero pero particularmente en Estados Unidos, donde el movimiento contra la guerra crecía sin cesar. En abril, una masacre contra mujeres y niños en la aldea de My Lai provocó una conmoción planetaria. El Tío Sam fue colocado a la defensiva, el presidente Johnson tuvo que renunciar a su segundo mandato. El régimen político yanqui se sacudió ese mismo año con dos "magnicidios": el de Martin Luther King en abril y el de Robert Kennedy algunos meses más tarde.
En agosto, el centro de los acontecimientos se desplazó de nuevo y violentamente hacia Europa, esta vez al Este. Cinco mil tanques rusos y 200.000 soldados invadían Checoslovaquia para aplastar la llamada "primavera de Praga", un hito clave en las rebeliones que desde hacía más de una década sacudían el territorio dominado por el stalinismo y sus gobiernos títere en Europa Oriental. El proletariado y la juventud de los Estados no capitalistas ocupaban así también un primer plano en la lucha contra el dominio de los usurpadores que decían gobernar en su nombre. Cuando el año de las grandes conmociones se acercaba a su fin, la policía y el ejército mexicano reprimieron a sangre y fuego una concentración estudiantil, asesinando a decenas de compañeros en lo que se conoce como la masacre de Tlatelolco.
Vietnam, el mayo francés, Praga y Tlatelolco son los hitos más destacados pero no los únicos de ese 1968 que también "conmovió al mundo". En las fronteras argentinas el proletariado uruguayo se levantaba contra el gobierno creando una situación revolucionaria. En Bolivia, se desarrollaba la guerrilla de Inti Peredo contra la agónica dictadura del general Barrientos. En Brasil, el estudiantado se levantaba contra su propia dictadura ocupando las calles de San Pablo; en Argentina, debutaban las huelgas que culminarían en el Cordobazo; en El Salvador una huelga general de maestros hacía temblar el país. En Italia, en España, en Inglaterra, en Alemania, en Polonia, en Japón... la revuelta de los estudiantes, las huelgas y la radicalización política trazaban su propio camino. En China, se llegaba al punto más alto de la "revolución cultural". Como se ve, el '68 no fue un "happening" contra la "sociedad de consumo".
Su significado
Las huelgas, las calles y las plazas, los obreros, los estudiantes y la juventud, la guerra de los pueblos oprimidos y las manifestaciones populares en los territorios más distantes se reconocen en el escenario común de una quiebra de los equilibrios políticos y económicos armados al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Por primera vez aparecían en primer plano las masas explotadas en una revuelta "global". Sacudió los pilares del orden trazado a mediados de los años '40 por los acuerdos del imperialismo con los burócratas del Kremlin en las conferencias de Yalta y Postdam.
París y Praga no sólo socavaron la "coexistencia pacífica" de los burócratas y explotadores sino que también liquidaron de un plumazo la concepción prevaleciente entonces sobre el irremediable "aburguesamiento" del proletariado. En el '68, la especie de una quiebra definitiva en las posibilidades históricas de la clase obrera mundial sufrió un revés que modificaría la línea de acción del imperialismo mundial en las décadas subsiguientes. El ciclo de revoluciones que inicia el '68 recién se cerrará con las derrotas de la revolución portuguesa en 1975, y de la sandinista y la de Polonia, a principios de los '80.
El ‘68 vino a demostrar el carácter mundial de la lucha de clases que no es sino un reflejo de la naturaleza del modo de producción capitalista. Fue preparado por todas las circunstancias y contradicciones del orden mundial armado en la posguerra. Es en el '68, precisamente, cuando se evidencia la quiebra de la arquitectura económica internacional capitalista. Las erogaciones de la guerra de Vietnam, los gastos en la reconstrucción europea y los recursos que requería el despliegue sin fronteras de las tropas yanquis, habían diezmado las reservas de oro norteamericanas, sobre las cuales debía reposar el andamiaje del comercio y el tráfico financiero mundial. Se hacía presente la perspectiva de una devaluación y del dislocamiento de los intercambios económicos internacionales. El gobierno norteamericano tuvo que apelar ese año a medidas parciales de inconvertibilidad de su moneda, que se transformarían en definitivas algunos años después.
La declinación evidente hacia el fin de los años sesenta rematará en la década siguiente cuando se produce la primera crisis económica general de la posguerra.
Equipo Cuarenta Aniversario
No hay comentarios:
Publicar un comentario