miércoles, 11 de junio de 2008

1968, un año revolucionario
1968: A cuatro décadas de un año revolucionario

"Se trata de saber si la herencia de mayo del ‘68 debe ser perpetuada o si debe ser liquidada de una vez por todas... quiero pasar la página de mayo del ‘68".

La afirmación corre por cuenta del derechista Nilolás Sarkozy durante la campaña electoral francesa del año pasado. No está mal como caracterización, en momentos en que cumplimos el 40 aniversario de la revuelta de los obreros y estudiantes que colocó entonces al gobierno francés, liderado por el general De Gaulle, al filo del abismo.

La rebelión "globalizada" 1968 debutó con lo que se conoce como la "ofensiva del Tet", que arrinconó en Vietnam a las tropas invasoras yanquis, asestándoles un golpe decisivo a pesar de su enorme costo en vidas y del fracaso de sus objetivos inmediatos. El impacto fue enorme en el mundo entero pero particularmente en Estados Unidos, donde el movimiento contra la guerra crecía sin cesar. En abril, una masacre contra mujeres y niños en la aldea de My Lai provocó una conmoción planetaria. El Tío Sam fue colocado a la defensiva, el presidente Johnson tuvo que renunciar a su segundo mandato. El régimen político yanqui se sacudió ese mismo año con dos "magnicidios": el de Martin Luther King en abril y el de Robert Kennedy algunos meses más tarde.

En agosto, el centro de los acontecimientos se desplazó de nuevo y violentamente hacia Europa, esta vez al Este. Cinco mil tanques rusos y 200.000 soldados invadían Checoslovaquia para aplastar la llamada "primavera de Praga", un hito clave en las rebeliones que desde hacía más de una década sacudían el territorio dominado por el stalinismo y sus gobiernos títere en Europa Oriental. El proletariado y la juventud de los Estados no capitalistas ocupaban así también un primer plano en la lucha contra el dominio de los usurpadores que decían gobernar en su nombre. Cuando el año de las grandes conmociones se acercaba a su fin, la policía y el ejército mexicano reprimieron a sangre y fuego una concentración estudiantil, asesinando a decenas de compañeros en lo que se conoce como la masacre de Tlatelolco.

Vietnam, el mayo francés, Praga y Tlatelolco son los hitos más destacados pero no los únicos de ese 1968 que también "conmovió al mundo". En las fronteras argentinas el proletariado uruguayo se levantaba contra el gobierno creando una situación revolucionaria. En Bolivia, se desarrollaba la guerrilla de Inti Peredo contra la agónica dictadura del general Barrientos. En Brasil, el estudiantado se levantaba contra su propia dictadura ocupando las calles de San Pablo; en Argentina, debutaban las huelgas que culminarían en el Cordobazo; en El Salvador una huelga general de maestros hacía temblar el país. En Italia, en España, en Inglaterra, en Alemania, en Polonia, en Japón... la revuelta de los estudiantes, las huelgas y la radicalización política trazaban su propio camino. En China, se llegaba al punto más alto de la "revolución cultural". Como se ve, el '68 no fue un "happening" contra la "sociedad de consumo".

Su significado

Las huelgas, las calles y las plazas, los obreros, los estudiantes y la juventud, la guerra de los pueblos oprimidos y las manifestaciones populares en los territorios más distantes se reconocen en el escenario común de una quiebra de los equilibrios políticos y económicos armados al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Por primera vez aparecían en primer plano las masas explotadas en una revuelta "global". Sacudió los pilares del orden trazado a mediados de los años '40 por los acuerdos del imperialismo con los burócratas del Kremlin en las conferencias de Yalta y Postdam.

París y Praga no sólo socavaron la "coexistencia pacífica" de los burócratas y explotadores sino que también liquidaron de un plumazo la concepción prevaleciente entonces sobre el irremediable "aburguesamiento" del proletariado. En el '68, la especie de una quiebra definitiva en las posibilidades históricas de la clase obrera mundial sufrió un revés que modificaría la línea de acción del imperialismo mundial en las décadas subsiguientes. El ciclo de revoluciones que inicia el '68 recién se cerrará con las derrotas de la revolución portuguesa en 1975, y de la sandinista y la de Polonia, a principios de los '80.

El ‘68 vino a demostrar el carácter mundial de la lucha de clases que no es sino un reflejo de la naturaleza del modo de producción capitalista. Fue preparado por todas las circunstancias y contradicciones del orden mundial armado en la posguerra. Es en el '68, precisamente, cuando se evidencia la quiebra de la arquitectura económica internacional capitalista. Las erogaciones de la guerra de Vietnam, los gastos en la reconstrucción europea y los recursos que requería el despliegue sin fronteras de las tropas yanquis, habían diezmado las reservas de oro norteamericanas, sobre las cuales debía reposar el andamiaje del comercio y el tráfico financiero mundial. Se hacía presente la perspectiva de una devaluación y del dislocamiento de los intercambios económicos internacionales. El gobierno norteamericano tuvo que apelar ese año a medidas parciales de inconvertibilidad de su moneda, que se transformarían en definitivas algunos años después.

La declinación evidente hacia el fin de los años sesenta rematará en la década siguiente cuando se produce la primera crisis económica general de la posguerra.

Equipo Cuarenta Aniversario

domingo, 8 de junio de 2008

Se realizó un Congreso extraordinario de la Fuba



El Congreso Extraordinario de la Fuba sesionó el sábado 31 de mayo en el medio de una campaña de difamación en su contra. El mismo día del Congreso, el editorial de Clarín acusaba a la Fuba de "violenta" por ocupar el Rectorado de la UBA, aunque el reclamo apuntara a la "reapertura de un centro del CBC de la UBA que funcionaba en Merlo y que fue cerrado por falta de financiamiento. El caso es grave porque muestra la indefensión presupuestaria de la Universidad" (Clarín, 31/5).

Con el mismo objetivo, la UBA publicó el 30 de mayo una solicitada en todos los diarios contra la Fuba, al costo de miles de pesos, entre cuyos firmantes está el decano Schuster, de Sociales, el "observador de los medios" que en este caso hace un frente único con Clarín.
Los casi 1.000 estudiantes presentes, que deliberaron en comisiones y luego pasaron a votar en un plenario final las resoluciones, fueron la respuesta a la campaña contra la Fuba. Otro dato es que nuevamente superamos el sabotaje de las fuerzas que responden al Rectorado: el Congreso Extraordinario sesionó con quórum superior al piso mínimo de 61 delegados. Todo esto fue omitido descaradamente por los medios. Se perdieron la oportunidad de destacar que la Fuba es de las pocas organizaciones que discuten democráticamente.

Debate político

Dentro de los temas que abordó el Congreso, la Comisión Política fue sin duda la que concentraba la mayor atención.

Las divergencias en la propia conducción de la Fuba sobre la posición a asumir sobre la crisis eran notorias: el PO, denunciando los dos bandos capitalistas - el gobierno y el "campo"- y planteando una política alternativa independiente de los trabajadores; el MST y el PCR, apoyando abiertamente a la patronal agraria.

Como ya había sucedido en varias asambleas estudiantiles, la posición claramente mayoritaria fue la que defendió un planteo de indepen

dencia respecto de los bandos capitalistas.
El MST defendió su posición con el argumento de "que capitalismo hay uno solo y que por lo tanto no puede haber tal pelea". Sin embargo, denunció al PO porque "sólo ve, como los sectarios, dos colores: el blanco y el negro", pero sin caracterizar el "color" del campo. Al final acusó al titular de la Federación Agraria de "traidor" y propuso convocar a una marcha a la sede de la FAA para darle apoyo al "campo".

La comisión repudió la represión policial contra los piquetes y el fortalecimiento del aparato represivo. También rechazó el "observatorio de medios" de Schuster y apoyó las iniciativas de los estudiantes de Sociales para formar un observatorio independiente. Se reclamó a la UBA que sus medios de comunicación sean puestos bajo el control de estudiantes y docentes.

La LES y la democratización

Sobre la prometida nueva Ley de Educación Superior, el Congreso fue unánime en el rechazo, con la excepción de los sectores kirchneristas. Se la caracterizó como un intento reaccionario, que pretende distraer la atención sobre el estado de crisis galopante que vive la universidad y hace las veces de recurso de emergencia frente a la lucha estudiantil contra las camarillas privatizadoras y sus asambleas universitarias. La resolución se concentra en fijar un programa de conjunto para enfrentar al gobierno y llamó a un debate de alcance nacional.

Nuestros compañeros denunciaron que el programa K subordinaba la universidad a la gran empresa, como lo demuestra el nefasto convenio UTN-Volkswagen. De esta manera, la Fuba pasa a ocupar el lugar vacante dejado por la FUA que, bajo la dirección de la Franja, se ha transformado en una nulidad absoluta. Se resolvió organizar durante junio, al cumplirse el 90 aniversario de la Reforma Universitaria del '18, mesas redondas y paneles en toda la universidad.

Las resoluciones aprobadas denuncian la política de asfixia presupuestaria y el continuismo descarado con el menemismo. La falta de gas, de edificios, de laboratorios, de becas y de todo son una política consciente que apunta a forzar a las universidades a estrechar sus lazos con el gran capital.

Plan de lucha

El Congreso aprobó varias mociones de lucha. Para junio, antes del final del cuatrimestre, se resolvió un vasto plan de acción: el miércoles 4 una concentración frente al Rectorado de la UBA, que tendrá su eje central en el reclamo de la continuidad de la sede oeste del CBC; el miércoles 13, jornadas de cortes y el 20 de junio marcha nacional con la Conadu Histórica por el salario, el presupuesto y contra la Ley de Educación Superior menemista y su réplica K. El Congreso también hizo suyo el plan de lucha de los secundarios, destacándose que por primera vez en un Congreso de la Fuba sesiona una comisión especial de los colegios pre-universitarios. Finalmente se convocó para el 21 una reunión nacional para coordinar acciones de lucha y fijar posición hacia el Congreso de la FUA.

La participación de la UJS-Partido Obrero fue gravitante. Aportamos una numerosa concurrencia, debatimos las posiciones, aportamos al programa y a un plan de lucha.
Gabriel Solano